13 nov 2016

Experiencia en chozo (parte II)

... acabamos de echarnos en el catre dentro de nuestro saco los cuatro.
Están conmigo mi mujer y mis dos hijos. Nos quedamos mirando la estructura de nuestro tejado: hay una serie de troncos de robles convergentes en forma de cono a un punto central, dejando libre toda la sala circular  de unos 4 metros de diámetro, que conforma el chozo. La pregunta inevitable de Jorge a sus doce años es: ¿nos entrará agua si llueve?
Es la primera vez que duermo en un hábitat semejante y confío en lo que nos ha dicho Carlos, su propietario: "no preocuparse que ya ha pasado un invierno lluvioso."
El espacio no tiene ventanas. La ventilación es por la transpiración directa que permite el techo gracias a su construcción de retamas entrelazadas. De hecho, cuando hay brisa, se oye un suave murmullo que produce a su paso entre las hojas de la retama.
Hemos apagado las frontales que nos ha proporcionado Carlos.
Van tomando fuerza sombras en la techumbre que se reflejan con tonos rojos debido a las ascuas del brasero que hay en el centro del chozo de cabreros.
Un momento de silencio coincidente de forma espontánea de todos los presentes, nos permite oir el canto de un cuco. ¡Un cuco, dice Pablo! al escuchar el cu cuuuu de forma clara y nítida.
Hay vacas pastando en un prado cercano, oímos sus cencerros desacompasados. Ladra brevemente un perro cercano.
Jorge nos saca de la observación de los sonidos preguntando "¿ tenían sacos los pastores que dormían aquí? ¿cómo se abrigaban?"
Son preguntas sencillas que nos hacen recapacitar sobre la dureza de la vida en la sierra, sin las prendas de abrigo actuales que son ligeras y muy eficaces combatiendo el frío.
Con estos pensamientos ayudados por el cansancio y las emociones del día, nos vamos quedando durmiendo, lo pequeños primero, los mayores después.
Mañana vamos a salir a dar un paseo en familia con las bicis. Hemos decidido que se un paseo guiado y vendrá Carlos con nosotros para relatar leyendas y describirnos las especies del entorno.

Amaneciendo en el chozo

6 nov 2016

Experiencia en Chozo (parte I)

Nos gusta salir en familia a conocer la naturaleza, disfrutando más si podemos dormir de acampada o similar, vaya esto por delante.
En estas salidas, además del contacto con la naturaleza, nos interesa conocer costumbres, tradiciones y leyendas del entorno que visitamos.

Hace un mes hemos encontrado, por casualidad, una experiencia que ha conjuntado perfectamente los dos anhelos. Se trata de una experiencia en Gredos de dormir en chozo de cabreros. Está construido ciñéndose, en lo posible, a las técnicas tradicionales que empleaban los pastores de la comarca desde tiempos de los Vetones.
El chozo está situado en el Oeste de la ladera sur de la Sierra de Gredos, en el macizo Central, dentro de la comarca de La Vera. Estamos al Norte de la provincia de Cáceres, en Extremadura.
Se encuentra construido en una finca de una hectárea, de uso libre para los que vamos a disfrutar la experiencia, donde hay robles y castaños mayoritariamente. 
La zona sorprende por la abundancia de agua, protagonizada por las características Gargantas que dan personalidad geológica al entorno. Las Gargantas son caudales rápidos de agua horadados en los montes graníticos, que disponen de agua todo el año. Hay abundantes gargantas muy cercanas con buenos charcos (pozas) para disfrutar del baño, si el tiempo acompaña.
El chozo es una construcción circular de un sólo espacio, decorado con muebles y herramientas de trabajo tradicionales. Dispone de seis catres de aluminio donde se duerme con saco.
La estructura es de piedra de granito en el muro del perímetro del mismo, siendo la cubierta de palos de roble cubiertos de retama. Es curioso pero resguarda bien de la lluvia.
Nada más entrar nos sorprende, muy agradablemente, el intenso olor a madera.
Encendemos el brasero con la leña seca que hay al lado de la entrada y nos disponemos a pasar unos días más cercanos a comienzos del siglo XX que del siglo XXI.
Esa noche nos cuesta coger el sueño porque al observar  donde estamos, nuestros pensamientos se localizan en un año indeterminado de comienzos de 1.900 ...


Durmiendo en un chozo de cabreros