20 ene 2017

Extremadura, tierra de aventureros

Extremadura, además de por su naturaleza y su patrimonio cultural, es conocida también por ser una tierra prolífica en aventureros.
Por mi parte considero que es una de las primeras oleadas de emigración más o menos organizada desde Extremadura, y se produce a finales de la Edad Media, impulsada por el acontecimiento de los viajes de Cristóbal Colón.
En la postrimería del siglo XV y, debido a las rutas marcadas por Cristobal Colón, más de 8000 extremeños se lanzan a la aventura de encontrar fama y dinero; de todos ellos conocemos apenas una docena de nombres que han pasado a la historia.
Estas personas que parten de los lugares que los vio nacer, promovidos casi siempre en su aventura por el intento de mejora en sus condiciones de vida, se mueven buscando la mejora de su estatus social.
Desesperación y ambición forman un binomio idóneo para provocar la salida del entorno de confort de los habitantes de una comarca castigada por la pobreza.
No todos tuvieron fortuna en su empresa personal y, algunos, han pasado a la historia como consecuencia de sus relevantes acciones durante sus viajes con el adjetivo de conquistadores.
Es curioso que, en función de la época, las formas de llegar a los lugares, y del desenlace de los acontecimientos, la denominación para una misma acción toma diferentes nombres: conquistadores, trotamundos, aventureros o inmigrantes.
Considero que siempre ha habido dos características que diferencian la motivación al viaje: la inquietud por conocer o la necesidad social. Hoy día podemos añadir la necesidad de comprar viajes para reafirmar nuestra posición social.
En Extremadura Experiencias nos dirigimos a los que les mueve la primera circunstancia: la inquietud por conocer.
Por este motivo preparamos experiencias que recorren los senderos de nuestra comunidad o ambientan el hábitat de nuestros antepasados, rememorando las dificultades de nuestros ancestros. En nuestras experiencias transmitimos la inquietud de vivir sin los medios de comunicación y conocimiento que existen hoy día. Anímate y déjanos acompañarte en tu viaje a Extremadura.

Sendas de aventureros extremeños


13 nov 2016

Experiencia en chozo (parte II)

... acabamos de echarnos en el catre dentro de nuestro saco los cuatro.
Están conmigo mi mujer y mis dos hijos. Nos quedamos mirando la estructura de nuestro tejado: hay una serie de troncos de robles convergentes en forma de cono a un punto central, dejando libre toda la sala circular  de unos 4 metros de diámetro, que conforma el chozo. La pregunta inevitable de Jorge a sus doce años es: ¿nos entrará agua si llueve?
Es la primera vez que duermo en un hábitat semejante y confío en lo que nos ha dicho Carlos, su propietario: "no preocuparse que ya ha pasado un invierno lluvioso."
El espacio no tiene ventanas. La ventilación es por la transpiración directa que permite el techo gracias a su construcción de retamas entrelazadas. De hecho, cuando hay brisa, se oye un suave murmullo que produce a su paso entre las hojas de la retama.
Hemos apagado las frontales que nos ha proporcionado Carlos.
Van tomando fuerza sombras en la techumbre que se reflejan con tonos rojos debido a las ascuas del brasero que hay en el centro del chozo de cabreros.
Un momento de silencio coincidente de forma espontánea de todos los presentes, nos permite oir el canto de un cuco. ¡Un cuco, dice Pablo! al escuchar el cu cuuuu de forma clara y nítida.
Hay vacas pastando en un prado cercano, oímos sus cencerros desacompasados. Ladra brevemente un perro cercano.
Jorge nos saca de la observación de los sonidos preguntando "¿ tenían sacos los pastores que dormían aquí? ¿cómo se abrigaban?"
Son preguntas sencillas que nos hacen recapacitar sobre la dureza de la vida en la sierra, sin las prendas de abrigo actuales que son ligeras y muy eficaces combatiendo el frío.
Con estos pensamientos ayudados por el cansancio y las emociones del día, nos vamos quedando durmiendo, lo pequeños primero, los mayores después.
Mañana vamos a salir a dar un paseo en familia con las bicis. Hemos decidido que se un paseo guiado y vendrá Carlos con nosotros para relatar leyendas y describirnos las especies del entorno.

Amaneciendo en el chozo

6 nov 2016

Experiencia en Chozo (parte I)

Nos gusta salir en familia a conocer la naturaleza, disfrutando más si podemos dormir de acampada o similar, vaya esto por delante.
En estas salidas, además del contacto con la naturaleza, nos interesa conocer costumbres, tradiciones y leyendas del entorno que visitamos.

Hace un mes hemos encontrado, por casualidad, una experiencia que ha conjuntado perfectamente los dos anhelos. Se trata de una experiencia en Gredos de dormir en chozo de cabreros. Está construido ciñéndose, en lo posible, a las técnicas tradicionales que empleaban los pastores de la comarca desde tiempos de los Vetones.
El chozo está situado en el Oeste de la ladera sur de la Sierra de Gredos, en el macizo Central, dentro de la comarca de La Vera. Estamos al Norte de la provincia de Cáceres, en Extremadura.
Se encuentra construido en una finca de una hectárea, de uso libre para los que vamos a disfrutar la experiencia, donde hay robles y castaños mayoritariamente. 
La zona sorprende por la abundancia de agua, protagonizada por las características Gargantas que dan personalidad geológica al entorno. Las Gargantas son caudales rápidos de agua horadados en los montes graníticos, que disponen de agua todo el año. Hay abundantes gargantas muy cercanas con buenos charcos (pozas) para disfrutar del baño, si el tiempo acompaña.
El chozo es una construcción circular de un sólo espacio, decorado con muebles y herramientas de trabajo tradicionales. Dispone de seis catres de aluminio donde se duerme con saco.
La estructura es de piedra de granito en el muro del perímetro del mismo, siendo la cubierta de palos de roble cubiertos de retama. Es curioso pero resguarda bien de la lluvia.
Nada más entrar nos sorprende, muy agradablemente, el intenso olor a madera.
Encendemos el brasero con la leña seca que hay al lado de la entrada y nos disponemos a pasar unos días más cercanos a comienzos del siglo XX que del siglo XXI.
Esa noche nos cuesta coger el sueño porque al observar  donde estamos, nuestros pensamientos se localizan en un año indeterminado de comienzos de 1.900 ...


Durmiendo en un chozo de cabreros

30 oct 2016

Pastor, fresno y noble señor

Estamos a finales de Noviembre de 1556.
Un séquito de caminantes que portan atuendos distinguidos, unas 50 personas, ha revolucionado nuestro pequeño pueblo cercano al paraje de Peña Lobos.
Llegaron anoche con claros síntomas de fatiga. Los vi llegar bajando por el lugar Chatarrallas, encontrándome yo en el arroyo de D. Pedro recogiendo el ganado, pues ya estaban cayendo las luces.
Quedé al resguardo del fresno donde almuerzo todas las mañanas, observando desde mi atalaya la comitiva que pasaba cercana unos tres metros por debajo de mi puesto.
Destaca entre la comitiva un arcón, que se denota convertido de forma artesanal en rústico palanquín, bien arropado por personajes que se auguran familiarizados con las guerras, por su porte y los brillos de las armas que dejan entrever sus túnicas.
Dentro del arcón, aprendiz de palanquín, se intuye un personaje que, por el cuidado en el manejo del artilugio portado en parihuelas, debe ser un noble importante.
Me acerco por la curiosidad que siempre despiertan las pocas novedades en estos alejados poblados de la sierra y se escuchan leves quejidos saliendo del interior del arcón. Sin duda es alguien endurecido por la vida y sus avatares que tiene fuertes dolores, pues se aprecia como reprime el grito cerrando puños y mordiendo los labios. Desde mi posición y con la complicidad de los últimos rayos de Sol, descubro una faz enjuta con una boca desdentada y una expresión clara de alguien que le invade la enfermedad. Tiene una expresión triste. 
Ante la dificultad de un obstáculo en el camino, acomodan en un canchal al borde del camino el palanquín, que está abierto en la mitad de su longitud, disponiendo de una sencilla cúpula de madera en la parte cubierta, entiendo para proteger al porteado.
Encontrábame observando el rostro triste del noble señor, cuando abre levemente los ojos y se cruzan sin poder evitarlo con los míos.
Fue un instante en el que me pareció me suplicaba un lugar de descanso.

Años después, cuando fuí a llevar hasta Las Majadillas cerca de Puente Nuevo un pedido de carne, me contó Teodoro el marido de la Juana que el personaje que ví era un emperador muy importante de España y de otros países extranjeros, que decidió venir a morir a nuestra tierra desde Flandes.

El camino que siguió Carlos V desde Tornavacas a Jarandilla de unos 28 kilómetros de longitud fue la penúltima etapa de su viaje al Monasterio de Yuste. Revive la Ruta de Tornavacas a Yuste.



23 oct 2016

Aliñando manzanilla cacereña

Siguiendo con el post de la semana pasada, vamos a ver como aliñar, de forma sencilla la aceituna una vez recogida del árbol.
Este no es un blog especializado en cocina y lo que vamos a relatar a continuación es un proceso sencillo para conseguir un resultado positivo que gratifique la experiencia de recoger y aliñar en familia unas aceitunas directamente del olivo.
Recetas de aliño las hay muy variadas, siendo más o menos compleja su realización, para ello dejo a los profesionales su descripción y relato, no pretendiendo ni remotamente competir con ellos.
Aquí es más bien un "hágaselo usted mismo" buscando la satisfacción de conseguir un resultado positivo en una labor tradicional.
Después de endulzar las aceitunas quitándoles el amargor, la fase de aliño es la que conseguirá que sean un plato gourmet o un simple aperitivo. Nuestro objetivo es conseguir un aperitivo digno, que motive la inquietud de investigar para conseguir unas aceitunas gourmet.
Busquemos primero la quincalla necesaria para nuestro aliño, es decir: una orza de barro esmaltada (con esmaltado en su interior es suficiente), y un almirez.
Los elementos de ayuda complementarios como un par de cuchillos de cocina y cuchara para manipular y medir los componentes, entiendo los tenemos asiduamente.
Los condimentos, además de las aceitunas protagonistas, serán un par de cabezas de ajos, sal fina y un limón.
Llega el momento duro del principiante: ¿que cantidades?
Como estamos en un ensayo, empezamos con poca cantidad y empleamos un kilo de aceitunas.
Vamos a ir haciendo un ensayo con el aliño para personalizarlo a nuestro gusto, partiendo de las siguientes medidas:
2 cucharadas soperas de sal
6 dientes de ajo machacados
medio limón cortado en cuartos

En un recipiente mezclamos un litro y medio de agua (mejor si no está clorada) con la sal y la echamos en la orza. Añadimos los dientes de ajo machacados con los cuartos de limón, removiendo suavemente esta solución, quedando en suspensión los ajos machados y el limón.
Yo agrego unas gotas de limón a la solución, como toque personal.
Añadimos las aceitunas, comprobando que el nivel del líquido cubre perfectamente las mismas, quedando unos dos dedos por encima de ellas.
Es importante poner una tapa en la orza para evitar la mezcla de olores y dejarla en un lugar ventilado que no le de los rayos del sol de forma directa (un tendedero de un piso en la ciudad es idóneo)
Dejarlo durante 4 ó 5 días y hacer una prueba. Corregir el aliño en cuanto a sal y ajo, sobre todo, para dejarlo a nuestro gusto.
Si están enteras las aceitunas se conservaran mejor con el paso del tiempo, pero también irán perdiendo sabor. Las machacadas cogerán más sabor, pero hay que consumirlas antes.

Aliñado sencillo y eficaz

16 oct 2016

La aceituna de mesa y de almazara

Llega la recogida de la aceituna.
En realidad llega la segunda recogida de la aceituna.
La aceituna que se recoge en primer lugar es la que va destinada a la mesa y la más tardía es la que se destina para la almazara es decir, la que se destina a molienda para sacar el aceite.
El momento de la recogida es determinante de las características del aceite que obtengamos.
El proceso en sí es sencillo: recoger el fruto del olivo.
Elegir cuando se hace en función del clima donde están nuestros olivos y la climatología específica del año en curso hará que consigamos una u otra calidad. Es importante, si comercializamos la producción, mantener un nivel de calidad lo más uniforme posible año tras año. Eso nos dará la conexión de nuestro producto con una marca, es lo que acaba siendo la "denominación de origen".
De la gran variedad de aceitunas existentes, en Cáceres se planta la conocida como "manzanilla cacereña".
La unión de una variedad concreta, con el cultivo y la recolección en condiciones similares año tras año, es lo que desemboca en unas características determinadas que configuran la denominación de origen.
El aceite que se obtiene de nuestras olivas en Cáceres es un aceite con bastante cuerpo, de sabor fuerte picante y un cierto amargor, que lo hace muy característico. Los que estamos acostumbrados a este aceite, cuando probamos los de otras variedades y regiones nos parecen demasiado suaves, no por ello menos sabrosos.

Esta aceituna también se puede emplear para mesa, a pesar de su amargor inicial.
Para el empleo como aceituna de mesa debemos hacer dos procesos: en primer lugar endulzarlas y, en segundo lugar, aliñarlas.
Para endulzarlas en casa el mejor sistema es ponerlas en un tarro y cambiarles el agua a diario hasta que vayan  perdiendo el amargor. Si el agua es baja en cloro o no tiene es  (agua directa de la fuente o las gargantas de la comarca) mejor que mejor pero, aquellos que viven en la ciudad y no disponen de fuentes sin clorar o ríos de agua limpia, pueden realizar el proceso con agua del grifo.
Este proceso de lavarlas con agua debemos hacerlo alrededor de unos 15 días. Después se debe repetir la operación con el agua salada, siendo esta vez suficiente con cambiar el agua cada 4 días.
Cuando las probemos y ya no tienen amargor, ¡están listas! para el aliño.


Manzanilla Cacereña



9 oct 2016

El otoño y la Calbotá, una tradición Celta


El otoño ocupa ya los montes.
Época de temperaturas suaves que nos acondiciona para la llegada del invierno, logrando unas luces únicas en sus días. Tiempo de experiencias en Extremadura que cautivan a todo amante de la naturaleza.
La constatación de que ha llegado el otoño viene reflejada por la presencia de las castañas.
No hay otoño sin castañas y no tenemos castañas sino estamos en otoño.
Las castañas nos acompañan durante los meses de octubre, noviembre y diciembre; la forma más habitual de comerlas es asadas en una sarten, directamente al fuego en una chimenea.

En la comarca de La Vera las castañas asadas se denominan Calbotes, y el día grande en el que celebra toda la zona la llegada de este fruto delicioso y nutritivo es el 1 de noviembre.
La Calbotá es el nombre de dicha fiesta que consiste fundamentalmente en reunirse amigos y familiares para pasar la jornada asando las castañas que ya han madurado. Es la fiesta donde recibimos al otoño con uno de sus frutos más emblemáticos.

Esta costumbre viene de siglos atrás. Hace más de tresmil años ya se hacía balance del resultado de las cosechas del año, antes de entrar en el invierno. Este balance se hacía a finales de octubre desembocando en la noche del día 31 al 1 de noviembre en una fiesta para conmemorar el acontecimiento.
El otoño es una época de cambio en la que se han terminado los cultivos en la naturaleza y la luz dejará paso a los días más oscuros con la llegada del invierno.
En la época de la Edad del Hierro era el comienzo del año Celta.
Esta festividad era conocida como Samhain (pronunciar souen) y siempre estuvo rodeada de ese misterio del cambio de la época de la luz por la época oscura, en la naturaleza.
Cuando se depende de la naturaleza de forma preeminente, es fácil caer en la mística de: cambiamos la época de cosechas que nos dan la vida, por la época de ausencia de cultivos y aparición de los fríos que ocasionan muertes.
El Samhain fue la principal fiesta pagana en el mundo cocidental, hasta que se cristianizó conmemorando el día de todos los santos en las regiones católicas y denominándose Halloween (All Hallows eve = víspera de todos los santos) en todos los países anglosajones.

Es interesante dentro de las actividades en Cáceres participar en esta costumbre.
Podemos afirmar con toda autoridad que, la Calbotá es mucho más que asar castañas y, se funde con fiestas contemporáneas aportando un contenido de tradición milenaria.



Conyegar
Castañas asadas en otoño